2019 es el año en que los pagos digitales, según los expertos en tendencias tecnológicas, se extenderán a todos los ámbitos de la vida cotidiana. En un ecosistema donde los pagos con móviles ya son lo habitual y cada vez más las personas buscan métodos de pago digitales, rápidos y seguros a través de internet o el teléfono móvil.
Las criptomonedas son, también, una forma de pago digital en auge, y sus mercados siguen copando titulares y marcando proyectos en el ámbito de las inversiones y las finanzas.
En China un 14% de la población ya vive y trabaja sin dinero en efectivo, y es una cifra que irá a más. Similares son las estadísticas para Europa: el 86% de los europeos, en especial los jóvenes entre 18 y 34 años, prefiere el pago digital y 9 de cada 10 se pasará a este modelo en los próximos tres años.
En este nuevo terreno de juego, las criptomonedas parten de una ventaja estratégica al nacer ya con una plataforma totalmente digital, y con muchas de estas nuevas tecnologías incorporadas en la forma de hacer las cosas. Las nuevas tecnologías “blockchain” necesitan de las divisas digitales por su naturaleza.
En un momento en que bancos empiezan a dar sus primeros pasos en la creación de criptomonedas propias, como el banco norteamericano JPMorgan ha hecho recientemente, y aunque limitada a sus propios clientes institucionales corporativos y otros bancos, es un primer paso. JPMorgan insiste que es un prototipo, reconocen que hay un potencial en esta tecnología siempre y cuando sea regulada y controlada correctamente.
Las criptomonedas se han propuesto acabar con el dinero en efectivo, ya que son lo más parecido a los billetes en el campo digital. Son muchas y muy relevantes las ventajas que ofrece el desarrollo tecnológico para superar el dinero en efectivo: no es falsificable fácilmente, la rapidez es notable, son seguras, cómodas y permiten combatir el fraude.
Basadas en el software de código abierto y en las redes descentralizadas P2P (entre pares) posibilita un nuevo campo donde se va hacia lo que ya se conoce como “internet del valor”.
Hoy en día, los casos de más uso de “Internet del Valor” se muestran sobre todo en países donde se han vivido crisis monetarias, como Venezuela o Argentina, y que han recurrido al blockchain para evitar controles de capital o restricciones por parte del gobierno. Las posibilidades son infinitas.
Vicente Fleites(LinkedIn)
